Ella

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viernes, 17 de julio de 2009

Recuerdos De Papa

Cuando recuerdo a papá, su imagen inevitablemente viene acompañada del sonido…tacatácataca acompasado y veloz, seguido de una campanita clinnn y el rápido arañazo producido al retroceder, por el carro de su verde underwood que escupía velozmente hojas y más hojas llenas de letras que fotográficamente describían cada minuto de su vida. Papá podía olvidarse de su billetera, de su preciada boina vasca y hasta de su rolleiflex, pero jamás olvidaría su máquina de escribir. En caso de catástrofe creo que sería lo primero que trataría de poner a salvo. Después que se fue, tal vez, como para espantar el silencio, o por si acaso se le ocurriera decir algo a través de mis dedos, comencé a aporrear aquellas teclas que siempre me parecieron suaves y tibiecitas. Jamás logre mantener la maravillosa constancia diaria de papá, tampoco pude hacerlo volver de ese viaje de ida donde no permitían equipaje. El supo desde antes que debía dejar todo y trato de dejarlo de manera entendible, porque era la única forma de quedarse para siempre aun sin estar. Creo que mientras haya quien lo lea, seguirá siendo inmortal. Cada día que pasa lo siento más presente…más cerquita…más conmigo. Y es que tuve 15 y hoy 51, y también SE, y aunque me entre el apuro el tiempo que se escapa me va quedando corto para dejar mi herencia de letritas. Si alguien me recuerda será un recuerdo mudo ya que la vieja y querida wonderwood se quedo a oscuras dentro de su cajón y la suplanto un tecladito de PC. No me asusta el destino, tampoco me asustó el camino, este paseo que aprendí a disfrutar. Intente perdurar y a pesar de no darme por vencida, veo al sol ocultarse cada día, y cada día es un día menos y un poco más difícil. Entonces, antes de que me alcance la tortuga voy a escribir algo que vendría a ser, aunque suene medio cursi mi último deseo. Cuando sea la hora de quitarme esta ropa, vean si a alguien le sirve algún pedazo. Y lo que quede transfórmenlo en fogata y después desparrámenme sobre esos blancos médanos de Santa Mónica que papá tanto amo. Quiero quedarme para siempre ahí, en esa blanca arena, donde todavía si cierro los ojos veo sus huellas, y mas allá apenas asomando, la punta de su caña. Quiero quedarme ahí para poder presentir el horizonte sin límites del océano atlántico. Para presentir ese sol amaneciendo y ocultándose tantas veces como exista este mundo. Para formar parte de tu paisaje de la misma forma que formo parte de tu esencia. Y así volveré a estar contigo papá, esta vez para siempre, o sea que al final me saldré con la mía, ganando la carrera.
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martes, 18 de noviembre de 2008

jueves, 9 de octubre de 2008

domingo, 21 de septiembre de 2008

La Tribuna

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Oteando Horizontes (1)


José Miguel Lapido
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Oteando Horizontes (2)


José Miguel Lapido
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Oteando Horizontes (3)


José Miguel Lapido
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Oteando Horizontes (4)


José Miguel Lapido
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Jose Ignacio

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Muchas Gracias!!!


José Miguel Lapido

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Silbando...


José Miguel Lapido
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Llueve


José Miguel Lapido
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Mirando el Paisaje


José Miguel Lapido
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Entre recuerdos,perfumes,sabanas y amores...


José Miguel Lapido
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Refugio para tormentas


José Miguel Lapido
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CuiCui


José Miguel Lapido
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